Una de las principales armas de las personas con una buena
capacidad de resiliencia es la honestidad consigo mismos, es decir, son capaces
de aceptar los sentimientos que las afectan, los que la mayoría de las personas
consideran "negativos" como el enojo, la tristeza, ira, humillación,
y los que se consideran "positivos" como el amor, la alegría, el
cariño, etc. Se dan la oportunidad de expresarlos cuando es necesario y
suprimirlos cuando así lo consideren oportuno, porque entienden que el
equilibrio entre todos estos sentimientos es lo que forma una mente sana y
feliz, no el encubrirlos o hacerlos a un lado.
Otra de las armas, quizás la más importante de todas, es el
hecho de rodearse de personas cercanas, amigos, familiares, hijos, pareja. No
hay mayor poder de resiliencia que tener alguien a tu lado a quien le importes,
que te escuche, que te ame y que sepas que estará ahí para ti en cada uno de
los momentos en los que sientas que te derrumbas.
Para las personas resilientes, poder tener amistades cerca es
una bendición que se da gracias a la empatía que ellas demuestran por cada una
de las personas que las rodean. Son capaces de entender las razones sin juzgar
a las personas, son capaces de perdonar los errores de los demás, esto sobre
todo por su capacidad de intuición, escuchan esa pequeña voz que les indica lo
que sucede, no solo a su alrededor sino en su propio ser interior. Se hacen
preguntas como: ¿por qué lo haría él o ella? O ¿por qué lo hice yo?
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